jueves, 5 de noviembre de 2015

Estudiantes agresivos y de bajo rendimiento convierten a CEDH en instrumento de golpeo

ESTUDIANTES AGRESIVOS Y DE BAJO RENDIMIENTO CONVIERTEN A CEDH EN INSTRUMENTO DE GOLPEO

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San Luis Al Instante.- En la comunidad magisterial potosina, desde nivel básico hasta superior, se ha encendido el temor a consecuencia de las actuaciones punitivas e inquisitoriales que la Comisión Estatal de Derechos Humanos ha tenido frente a las quejas presentadas por estudiantes perezosos y malévolos en contra de profesores y directivos escolares.

Debido a la falta de adecuados procedimientos y de imprudencia del personal dirigido por Jorge Vega Arroyo, son atendidas infinidad de quejas de estudiantes y de padres de familia, presentadas en ese organismo autónomo sin suficiente base testimonial y solamente con el fin de causar daño moral, profesional y social a miembros de la comunidad magisterial por su exigencia académica.

En reuniones que se han desarrollado en diferentes ámbitos magisteriales, como son su sindicato, direcciones de la Secretaría de Educación del Gobierno del Estado y espacios académicos, como la Universidad Pedagógica Nacional, son muchas y recurrentes sus protestas en contra de la forma de actuación del personal de la CEDH, a la que consideran como "un instrumento golpeador en manos de los estudiantes y de padres de familia".

Una cantidad impresionante de quejas en contra de profesores y directivos escolares son recibidas y atendidas por la CEDH que, sin embargo, no llegan a configurar recomendaciones, como lo ha aceptado su presidente Vega Arroyo. Esto sucede porque las quejas solamente hablan de generalidades y acusaciones sin base testimonial y jurídica suficiente, pero que son atendidas por el personal de la CEDH solamente porque se basan en la "buena fe de las personas".

Aunque muchas de esas quejas buscan causar daño en forma alevosa y premeditada, a partir de falsos testimonios y mentiras, en la CEDH dan inicio a procedimientos que envuelven a los profesores y directivos implicados en problemas laborales, jurídicos y morales. Principalmente porque los visitadores acuden a las escuelas prejuiciados y en apoyo de quien inició la queja.

Esto ha ocasionado un relajamiento de la disciplina académica, pues, detrás de difamaciones como "causar miedo" o "abusar del poder" de que se quejan estudiantes y padres de familia, esconden sus venganzas por malas notas y exigencias escolares.

Por si fuera poco, personal de visitadurías infunden más miedo todavía en la comunidad magisterial, pues amenazan con llevar las quejas hasta procedimientos jurídicos administrativos y penales por los supuestos delitos de "discriminación, estereotipación, estigmatización y daño emocional"; ello aunque ningún código penal o administrativo habla de cometer delito por dar bajas calificaciones a estudiantes o reprenderlos por su pobre desempeño académico.

Estas actuaciones han terminado convirtiendo a víctimas en victimarios y a agresores en agredidos, con lo cual el personal de la propia CEDH ofende, estigmatiza y causa daño al personal magisterial, solamente por ejercer su trabajo. Ahora entre sus miembros se preguntan si este mismo ambiente de persecución del profesorado habrá de instalarse en todas las instituciones de educación superior, como la UASLP, la Politécnica, el Instituto Tecnológico de SLP y otras entidades académicas de ese nivel, particularmente en áreas como Medicina, Ciencias Químicas, Ingeniería, Física, Derecho y Comercio, en donde continúan observándose estilos tradicionales de docencia.

Ante la posibilidad de establecerse definitivamente esas actuaciones como una cultura del personal de la CEDH han surgido preguntas en torno a la realización de exámenes de admisión a la UASLP y otras instituciones de ese nivel, pues los estudiantes no aceptados podrían iniciar quejas masivas por discriminación, estereotipación y daño emocional, debido a ser rechazados por carecer de una condición académica similar a los de aquellos sí aceptados.

En las primarias existen profesores que han llegado al extremo de crear áreas de aislamiento entre ellos y los menores estudiantes o impiden su proximidad, a fin de protegerse de posibles acusaciones por acoso sexual y pedofilia, o bien, viajan en vehículos separados si se trata de trasladarse fuera de las zonas escolares, con lo cual se han roto los históricos contactos entre profesores y alumnos.

Parecería que Vega Arroyo, presidente de la CEDH, solamente busca engrosar su informe ante el Congreso del Estado y justificar su actuación, encubriendo así las irregularidades financieras que podrían estarse cometiendo en ese organismo autónomo.

VEGA ARROYO PARTICIPÓ EN LOS VIOLENTOS HECHOS ESTUDIANTILES DE 1986 Y HUYÓ DE LA JUSTICIA

Hay que recordar que uno de los funcionarios relacionados con la administración y contabilidad de recursos financieros de la CEDH es Juan Tapia, quien fuera señalado de conducirse en forma inadecuada en la dirección de Compras, durante el efímero gobierno de Gonzalo Martínez Corbalá, y luego en el Issste, cuando el ex mandatario fue director general de esa institución.

Ese organismo autónomo lamentablemente ha sido convertido en territorio de ocupación para familiares y amigos de grupos políticos. El propio Vega Arroyo es identificado como protegido por el ex priísta y perredista Juan Ramiro Robledo Ruíz y fue un destacado militante del grupo estudiantil Bronce en la Facultad de Derecho de la UASLP.

Ese grupo político desapareció durante el rectorado de Alfonso Lastras Ramírez, luego de que éste asaltara el poder de la Máxima Casa de Estudios con medios violentos e ilegales, entre los que destacó el asesinato del estudiante Jorge Mena Ortiz, quien era consejero alumno de la Facultad de Derecho y de quien Vega Arroyo era compañero.

El mismo Vega Arroyo presumió muchos tiempo que él acompañaba a Mena Ortiz cuando fue asesinado en el campus de la desaparecida Escuela Preparatoria Número 1 y fue quien cerró los ojos al joven. Después fue amparado para protegerse de una acción penal y huyó de San Luis Potosí durante un tiempo. También fue acusado de haber participado en el saqueo al Edificio Central de la UASLP en aquellos conflictos estudiantiles de 1986.

Gracias a esos sangrientos episodios, Juan Ramiro Robledo se convirtió en secretario general de la UASLP y a él atribuyen que Vega Arroyo se convirtiera en presidente de la CEDH.