VÍCTIMAS DEL SACERDOTE CÓRDOVA DAN LA CARA Y ACUSAN
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Texto de Jorge Fernando Canseco / El Heraldo de San Luis Potosí.-
San Luis Al Instante.- Gunnar Mebius y Humberto Abaroa ofrecieron testimonio público de sus experiencias con el sacerdote Eduardo Córdova Bautista, cuando estos cursaban estudios secundarios en el Instituto Potosino. Un testimonio, por primera vez, abierto a los potosinos que se congregaron en un conocido hotel del Centro Histórico, en las inmediaciones de la Plaza de los Fundadores.
En el presídium se encontraban el activista Alberto Athié Gallo, el ex Legionario de Cristo José Barba y la periodista Sanjuana Martínez Montemayor, sí como el arquitecto Luis Nava Calvillo, ex Secretario de la SEDUVOP, en su carácter de presidente de una asociación civil que tiene como objeto denunciar las acciones de pedofilia clerical.
El primer testimonio fue ofrecido por Humberto Abaroa, quien abrió manifestando que contar los acontecimientos vividos cuando tenía entre 13 y 14 años de edad, le generaban vergüenza. Y es que, dijo, en la relación sostenida con el sacerdote Eduardo Córdova Bautista se registraron hechos relacionados con manoseos e intentos de violación, en una pequeña oficina que el religioso tenía en las bajo las escaleras el primer piso del Colegio.
El señalado Córdova Bautista, tras varios reportes al director, cargo que recaía entonces en la persona de Marco Antonio Flores Méndez, sobre una presunta mala conducta de Abaroa, lo invitó a confesar sus pecados, a puerta cerrada en el pequeño recinto. Ahí, a bocajarro le habría preguntado si se masturbaba, al responderle que no, este dijo no dar crédito a la respuesta y le indicó que se encargaría de comprobarlo, ordenándole bajarse el pantalón y el calzón, quedándose con estas prendas en los tobillos. “Me salvó la campana del recreo y me dijo: ya vete”.
Abaroa recuerda que, platicando con los amigos acerca de lo que le había acontecido, se dio cuenta de que no era al único que le había ocurrido. Al darnos cuenta y tras platicarlo, le informamos a nuestros papás, quienes se presentaron a la dirección (con Marco Antonio Flores Méndez) para hacer que lo separaran del colegio. Y así fue.
Pero regresó, ya como sacerdote y entonces vimos que la diócesis lo puso frente a grupos juveniles. Entonces decidimos que algo se tenía que hacer para que este no siguiera haciendo de las suyas.
Gunnar y Humberto decidieron entonces dar a conocer sus experiencias y han tratado de convencer a otros afectados para que salgan a denunciar, pero “tienen miedo”; con todo el saber que este se encontraba de nuevo, ahora como sacerdote, conduciendo grupos de niños y jóvenes decidimos actuar, más porque –dijo—, vemos que “el gobierno no hace nada, la Procuraduría no hace nada, la Iglesia, no hace nada… “la iglesia no va a hacer nada, el gobernador no va a hacer nada, por lo que toca a nosotros hacer todo para sacar de las calles a este depredador sexual”, dijo Abaroa.
Gunnar Mebius Villa dijo que al él le aconteció “algo parecido a lo que le ocurrió a Humberto (Abaroa), y a otros compañeros del Salón 21. Invitó a tomar acciones “a fin de cuidar a nuestros niños y para evitar que este delincuente ande suelto en la calle”. Mebius Villa dijo que fue sorprendido por Córdova Bautista, luego de un juego de basquetbol, cuando se quejaba de un dolor de estómago.
—¿Qué te pasa? –le habría preguntado Córdova Bautista.
—Me duele la panza –le respondió él. Fue cuando se ofreció a darle un remedio y lo condujo al saloncito debajo de la escalera; ahí le pidió que se quitara la camisa y comenzó a tocarlo, al tiempo que le preguntaba si se masturbaba. Le pidió bajarse el short y comenzó a tocarlo en la zona genital cuando alguien tocó a la puerta, entonces reaccionó ordenándole que se pusiera la ropa y saliera de la pequeña oficina.
—Me quedé con mucho coraje. Fue cuando los afectados por toqueteos y violaciones decidieron informar a los padres de familia. Entonces lo corrieron del colegio, pero este, ya con la investidura de sacerdote, fue puesto por la diócesis al frente de grupos juveniles… y este “enfermo homosexual fue así puesto como en Disneylandia”.
Gunnar refiere que al contar su experiencia personal mucha gente lo tachó de mentiroso…
"No quisieron reconocer que (los sacerdotes) no son santos, que son seres humanos… Ahora estamos aquí testimoniando para que pague lo que tenga que pagar este señor. Conocemos muchos casos con el mismo modus operandi…” –dijo al agradecer el apoyo y solicitar la intervención de la sociedad para evitar que los depredadores sexuales como el señalado sigan amenazando y dañando a los jóvenes y a los niños.