JEFES POLICIACOS CAPITALINOS OMISOS Y CÓMPLICES DE LA MASACRE EN BAILE SONIDERO
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Dicho inmueble, propiedad de un empresario local, fue prestado al Director de Fuerzas Municipales, Manolo Balderas Ochoa, quien tras lo ocurrido fue separado del cargo ante las indagatorias de la Fiscalía General del Estado.
El lugar había sido acondicionado como gimnasio y operaba con el nombre de “Titanes” en la calle de Aquiles Serdan.
Pero también se sabe que ahí se organizaban funciones de box, lucha libre, peleas vale todo y finalmente eventos sociales disfrazados de bailes y festejos que terminaban al día siguiente, donde el común denominador era la venta indiscriminada de bebidas embriagantes y hasta drogas.
Todo bajo la supervisión del mando policial municipal encargado, que o una de dos: O no avisaba a sus superiores de lo que ahí se organizaba; o se reportaba con moches para poder seguir haciendo esta clase se eventos.
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La autoridad municipal vía boletín quiso deslindarse de cualquier responsabilidad, afirmando que el local donde ocurrió el ataque era propiedad de un comerciante.
Aunque no contaban con la valiente reacción de José Luis Chalita Manzur, quien reconoció que lo había cedido por tiempo indefinido, pero no para hacer bailes sonideros.
Vendría una presión mediática y de la sociedad, incluyendo la postura fijada por el Diputado Local Eloy Franklin, pidiendo la separación del Director de Fuerzas, al tener cierto grado de responsabilidad en la tragedia.
Vendría una presión mediática y de la sociedad, incluyendo la postura fijada por el Diputado Local Eloy Franklin, pidiendo la separación del Director de Fuerzas, al tener cierto grado de responsabilidad en la tragedia.
Las horas pasaron y fue hasta por la noche del lunes, muchas horas después de ocurrida la masacre, cuando el Presidente Municipal Enrique Galindo Ceballos debió reconocer su error y aceptar que Balderas Ochoa estaría fuera de su cargo hasta en tanto se realicen las indagatorias de la FGE.
Ahora ha trascendido también que horas antes de la tragedia, patrullas de la "Polisía" escoltaban el evento, haciendo rondines y presencia estacionaria para que todo saliera bien. Extrañamente, en algún momento recibieron la indicación de moverse del lugar.
Los responsables de todo esto tienen nombre y apellido: Juan Antonio Villa, titular de la Secretaría de Seguridad capitalina, y Manolo Balderas Ochoa, por omisos y cómplices. Hoy debe recaer en ellos un sentimiento de culpabilidad de este suceso que enlutó a familias y dejó con una profunda tristeza a decenas más.
La última decisión la tiene el Alcalde viajero Enrique Galindo, quien por sentido común deber cesar de sus funciones al Comisario Juan Antonio Villa. De lo contrario, será un costo político muy caro en caso que se quiera reelegir.
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