CÁNDIDO, LA MANO QUE MUEVE A LOS BRONCOS / COLUMNA LOS JEFES
Columna Los Jefes, publicada en el periódico El Sol de San Luis el sábado 4 de junio de 2016.-
Texto de Eduardo José Alvarado Isunza.-
En el Congreso del Estado se desarrolla un campo de batalla, cuyas consecuencias determinarán la distribución del poder económico y político, así como podrían dinamitar las bases de autoridad del gobernador Juan Manuel Carreras.
Muchos explicarían el surgimiento y consolidación de una facción autodenominada Los Broncos en función solamente de ambiciones muy limitadas por el presente y por la voracidad de hacer dinero mientras dure el cargo.
Pero con más elementos de análisis puede apreciarse que es Cándido Ochoa Rojas, ahora diputado federal y ex secretario general de gobierno, quien mueve esas piezas, desde lejos, fuera de sospechas y totalmente hundido en la oscuridad.
Aquella facción es integrada por José Luis Romero (PRI-Verde), Manuel Barrera Guillén (Verde), J. Guadalupe Torres Sánchez (PRD), Enrique Flores Flores (PAN), Alejandro Segovia (PRI), Héctor Mendizábal (PAN) y otros.
Ellos tejieron una red muy fuerte de complicidades y negocios con Ochoa, cuando éste fungió como una especie de vicegobernador en el anterior sexenio por incapacidad de Fernando Toranzo Fernández para ejercer el poder.
Romero debe a Ochoa y a una gran bolsa de dinero su escaño en el Congreso del Estado, pues aquel participó como negociador ante Manuel Barrera Guillén, dueño de la franquicia del Verde, para convertirlo en candidato.
En cuanto a Barrera Guillén, fue en la gestión de Ochoa cuando el Verde ocupó notables espacios de poder, como fue controlar todas las oficinas dedicadas a imponer la legislación ecológica y los millonarios negocios derivados de ella.
Más evidente aún es la dependencia de Torres Sánchez con Ochoa. Él era miembro de su despacho, de donde salió para ocupar la secretaría general del ayuntamiento de Soledad, cuando el presidente era Ricardo Gallardo Cardona.
Cándido también sostiene buena relación con Enrique Flores, pues sacó del desempleo a su padre, Alejandro Flores Balderas, convirtiéndolo en director de la cárcel de Rioverde y movió influencias para hacerlo jefe de policía de Cerritos.
El caso de Alejandro Segovia sólo se explica por la orfandad en que lo dejó la muerte de su hermano Juan Manuel y su cercanía con Romero Calzada. Llegó a la curul, pues su hermano fue impedido a ser diputado federal por la cuota de género.
Mendizábal debe grandes favores a Cándido, pues como presidente del PAN en el Estado abrió las puertas de la Secretaría General de Gobierno a no menos de quince recomendados suyos, entre los que se encuentra Juan Carlos Álvarez.
Otros autodenominados patéticamente Los Broncos están bajo hegemonía de Ricardo Gallardo Juárez, con quien Cándido Ochoa mantiene estupenda relación; o bien, al control de Mendizábal y Flores Flores, como Citlalic Sánchez.
Más diputados pueden unirse a este bloque, dependiendo de los cañonazos de dinero. En las próximas decisiones del Congreso, como son Vigue, Plan Municipal de Desarrollo Urbano o la designación de comisionado de la Cegaip, se verá a quién obedece el Congreso y quién mandará en lo futuro en SLP.
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